sábado, 16 de enero de 2010

VICTOR MORA & LUIS BERMEJO. RELATOS DE LA DIMENSIÓN PERDIDA








JERICÓ: Kathleen Kenyon descubrió un enorme asentamiento amurallado, ya en la primera etapa agrícola, previo a la utilización de la cerámica. Su tamaño tenía significativas implicaciones sociales, mientras que el descubrimiento de cráneos sepultados, con los rostros moldeados en yeso, indicaban la existencia de creencias religiosas.

PPNA: En la primera mitad del VIII milenio, los yacimientos de Siria y Palestina son más escasos pero a su vez se hacen más extensos (superan las 2 hectáreas de extensión) buscando los oasis (Jericó) o las orillas de los ríos (Mureybet). Jericó era una aldea de unos 2.000 habitantes rodeada por una muralla, casas circulares y muros de adobe

PPNB: A Jericó llegan nuevos pobladores en los inicios del VII milenio, que rompen con la antigua tradición natufiense. También penetra en Palestina el Tritticum monococcum y la casa de planta rectangular. La caza sigue siendo un elemento importante en el sistema económico (buey, gacela, cerdo, onagro) aunque la abundancia de capridos podría evidenciar el comienzo de su domesticación. Los rituales van adquiriendo cierta complejidad como muestran los cráneos encontrados en Jericó, sobremodelados con arcilla y disociados de las sepulturas. Todo ello parece indicar un cierto culto a los antepasados que podría tener que ver con una mentalidad más campesina de posesión histórica de la tierra

MURALLA DE JERICÓ
En la zona oeste aparece una torre adosada con 8’5 mts. de altura por 10 mts. de diámetro, planta circular, muro exterior de piedras relleno, acceso y escalera. Posteriormente pierde su función inicial pues la puerta se rellena y en la parte inferior se adosan silos y tumbas.
Kenyon señala una función defensiva pero es complicado imaginarse una población de 2000 habitantes temerosa de cazadores nómadas cuyo grupo no supera los 50 individuos, además la torre está dentro de la muralla y su acceso fue tapado rápidamente.

Bar Yosef tras observar un wadi cercano que arrastra sedimentos, concluye que las murallas estarían para contener el barro, pero hay muralla en otras zonas.

Flannery deduce una sociedad con fuertes tensiones tras la sedentarización por lo que la concentración de energía en una obra común en beneficio de todos puede resultar muy útil. La población no ha aumentado espectacularmente pero se ha concentrado en determinados lugares en un momento en que el clima parece más húmedo, ello obliga a una explotación de los recursos en una zona más reducida obligando a cambiar las técnicas productivas. Hay una presión sobre la población pero ello no quiere decir determinismo sino elección en el modo de cambio como señala Flannery: el problema de crecimiento de un grupo no es sólo de alimentación, sino también de cohesión. Ante unas estructuras sociales débiles e ineficaces, un aumento de la población puede ocasionar distintas soluciones: reducción de los nacimientos, división del grupo, cambio de las estructuras. ¿Por qué no se vuelve a una explotación masiva de los recursos de la zona en una economía de amplio espectro como la natufiense? Es muy posible que las nuevas técnicas productivas estén relacionadas con un cambio social que se manifiesta en las construcciones de Jericó o en el cambio de casas de Mureybet.

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